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viernes, 20 de julio de 2018

CALA PIRA – SANTA MARIA NAVARRESE

CALA PIRA – SANTA MARIA NAVARRESE

Miércoles 27 de junio de 2018. A las 05:15h – cada vez madrugamos más – levamos anclas en cala Pira para encarar la etapa más larga de las que hemos previsto durante esta vuelta a la isla de Cerdeña. En total deberían ser unas 50 millas, pero el fuerte viento de proa previsto nos anticipa que será algo más larga, y deportiva como la anterior.



Cada anochecer y cada amanecer es un regalo del cielo


Una vez más, las previsiones se cumplen y remontamos hacia el norte zigzagueando con un fuerte viento que llega a los 24 nudos de real y casi 30 de aparente. La ola también se forma por momentos y roza el metro y medio. La vedad, ¡muy divertido!









Nos acompaña todo el trayecto el Fiduccia, un velerazo de 45 pies de bandera alemana. Le vamos cortando la proa pues parece que ha decidido tirar de motor e ir en línea recta. Esta configuración es impensable para nosotros, ya que nuestro pequeño motor Yanmar de 21CV no tiene suficiente potencia para navegar contra el viento y la ola a una velocidad razonable. El Fiduccia, a pesar de llevar un buen motor, tampoco puede ir muy rápido por el fuerte cabeceo y los pantocazos que provoca la ola de proa. El navega directo al destino a 3 o 3,5 nudos de velocidad. Nosotros lo hacemos a 6 / 7, nos divertimos y encima les ganamos la partida. Pique sano, ¡eh!

Cuando nos acercamos a la costa podemos ver impresionantes playas y un paisaje bellísimo. Lástima que el viento dominante, y los horarios, no nos permita hacer un alto en el camino para darnos un baño. 

El Fiduccia, por primera vez en 9h, en nuestra proa



Llegando casi a nuestro destino, la Marina di Baunei en Santa Maria Navarrese, a la altura del Capo Bellavista, baja el viento y el Fiduccia nos adelanta. ¡Grrrrrhhh… después de más de 60 millas navegando delante de su proa! Pero no vamos al puerto de Arbatax y, para llegar a Santa María, hay que esquivar la isla Dell’Ogliastra. Nosotros la dejamos a nuestro estribor, pasando cerca de la playa, y el Fiduccia se abre para dejarla a babor. ¡Llegamos primeros! Aunque en el tiempo que enrollamos la Génova y bajamos la Mayor, entran ellos a puerto antes que nosotros.

Isla Dell’Ogliastra

isla Dell’Ogliastra
El puerto es una cucada. Todo está impecable y el servicio, como en casi todos los lugares de Italia, buenísimo. Especialmente cuando se percatan de que, a pesar de llevar pabellón Francés, somos españoles. 


Marina di Baunei Santa Maria Navarrese

Isla Dell’Ogliastra con la luna llena


Reconfirmamos la primera impresión. Creo que nunca hemos estado en un puerto con unos servicios tan espectaculares. Bueno, a excepción del Real Club Náutico de Palma que es lo más de lo más, al menos hasta donde conocemos nosotros. Que extraordinaria ducha nos damos, después de más de 13 horas ciñendo a tope.

Una vez aseados, y después de tomar la cerveza de rigor, nos vamos al pueblo con las bicicletas para cenar en el restaurante Nascar. Lo ha localizado Emma en la guía Lonely Planet, que por cierto está bastante desactualizada. De todos modos, nos sirve, igual que otras guías “físicas” que llevamos a bordo, para entretenernos y informarnos cuando no tenemos cobertura 3G en el SHARKY.

El restaurante Nascar está en el hotel del mismo nombre. No está en primera línea, así que hay que encontrarlo. La verdad, en esta ocasión bendecimos la guía Lonely Planet pues cenamos de maravilla. Que bonito jardín, que buena atención y que rica la comida. Lo cierto es que también juega a favor el nivel de motivación que tenemos estando de vacaciones mano a mano con Emma.










Por la mañana salimos a trotar un rato y, como ya visitamos el pueblo por la noche con las bicicletas, decidimos descubrir algunos de los senderos y recorridos señalizados en la costa. A pesar del desnivel y del calor, tomamos consciencia de cuantos lugares extraordinarios nos perdemos por no viajar de una forma más sosegada. Que vistas. Que paisajes. ¡Vaya pedazo de Toro! Jaume Jordana vuelva súbitamente a nuestros pensamientos, ¡jajaja!!!







Lo que debía ser un ligero footing relajante termina siendo una vuelta de más de una hora… pero nos esperan unas duchas de lujo, y una nueva etapa de navegación que se presenta muy interesante.




El parte meteorológico anuncia buen tiempo y vientos encalmados para que podamos descubrir el maravilloso Golfo de Orisei.






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