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miércoles, 30 de enero de 2019

CALA LUNGA, ISOLA RAZZOLI - LA MADDALENA

En los pocos años que llevamos navegando con Emma a bordo del SHARKY hemos recalado en infinidad de fondeaderos, tanto en las costas de la Península como en Baleares, Córcega y Cerdeña. A pesar de que son muchos los lugares que nos quedan por descubrir del maravilloso Mediterráneo y de otros mares, hay algunos lugares mágicos que destacan sobremanera. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, Cala Lunga en la isla Razzoli en el archipiélago de la Maddalena, al noreste de Cerdeña, en la afamada Costa Esmeralda.

Cala Lunga a vista de pájaro






Descubrimos este indescriptible rincón del Mediterráneo en 2017, cuando cruzamos por primera vez a Cerdeña. En esa ocasión nos limitamos a navegar por las aguas del norte de la isla, desde Asinara, al noroeste, hasta el archipiélago de la Maddalena en el noreste. Navegar estas aguas, las de las Bocas de Bonifacio, es una de las mejores experiencias que podemos disfrutar los amantes de la navegación a vela. 

Los fuertes vientos que arrecian con mucha frecuencia en las Bocas de Bonifacio, acelerados por el efecto Venturi que genera el estrecho entre las islas de Córcega y Cerdeña, permiten explotar al máximo el arte de navegar a vela. Por otro lado, los infinitos recovecos entre la costa y las islas del archipiélago de la Maddalena, permiten encontrar siempre un sotavento con aguas planas y cristalinas para disfrutar de una plácida recalada.

Las dos veces que hemos estado en Cala Lunga ha sido en temporada alta. Durante el día
hay bastante demanda de las boyas, pero son pocos los que se quedan a pasar la noche.
Nos gustó tanto Cala Lunga que el pasado verano de 2018 decidimos volver a fondear en este sublime y aislado lugar. Con la ventaja, además, de poder usar las boyas instaladas a tal efecto y que, como ya comentamos anteriormente, son de uso libre siempre y cuando se haya pagado el permiso pertinente de obligada adquisición para navegar por el Parque Nacional de la Maddalena.

En fin, como una imagen vale más que mil palabras, no os aburro más con nuestras historias y os dejo estas imágenes que hablan por sí solas.






Nadar, bucear, relajarse contemplando el paisaje, los tonos de la mar, las rocas esculpidas por el viento,...

Indescriptible, cenar mientras se pone el sol... 


Suponemos que por esto se llama la Costa Esmeralda


Atardecer en Cala Lunga #sunset

Amanecer en Cala Lunga #sunrise



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