Miércoles 26 de diciembre de 2018. Sin tiempo para digerir los turrones, el miércoles 26 de diciembre, a las 03:00h, largamos amarras en Port Ginesta con la intención de ir a recalar en el Puerto del Fangar, en el Delta del Ebro. Madrugamos para asegurarnos que llegaremos con luz diurna, tras navegar las 60 millas de distancia que nos separan de nuestro destino en el Golfo de la Ampolla. Es invierno y estamos en la época del año en que el día es más corto. Hay que preverlo.
Como Emma no es muy amiga del frío, convenimos que yo haré la primera guardia hasta la salida del sol. Equipado de arriba a bajo con ropa Helly Hansen, me dispongo a timonear hasta las 08:00h aproximadamente. No hemos podido reparar el piloto automático del SHARKY así que deberemos ir a la rueda permanentemente. A dos, y con la distancia a recorrer prevista, no debería ser demasiado engorroso.
Hago un inciso para comentaros que finalmente creo que tomé la buena decisión en Sóller. No habría podido solucionar el problema del piloto automático de ninguna manera ya que deberé sustituir una pieza mecánica del mismo. El SHARKY está equipado con un piloto interno que yo pensaba que era hidráulico. Resulta que es mecánico y, aunque es mucho más resistente y preciso que los externos que se instalan en la rueda del timón, hay que intentar no forzarlo demasiado. Estaremos más atentos y llevaremos alguna pieza de recambio por si nos vuelve a suceder.
Emma se ha levantado antes de hora y, a cambio de un café calentito, ha aceptado tomar el mando. Me quedo con ella en cubierta pero despanzurrado cómodamente en uno de los bancos de la bañera.
Nos amanece a la altura del puerto de Tarragona, donde siempre hay bastantes cargueros fondeados y cierto tráfico de los mismos que obligan a navegar con una especial atención.
Pasamos el Cap de Salou y cruzamos el Golf de Sant Jordi directos hacia la Ampolla.
Entre la Ametlla de Mar y la Ampolla, muy cerquita de la costa, tenemos la primera gratísima sorpresa de la escapada. Un grupo de delfines muy juguetones vienen a recibirnos. ¡Todo un detalle por su parte! Entendemos que es el premio por ser los únicos osados, sin contar a los valientes y esforzados pescadores, que estamos surcando estas aguas.
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Con la costa visible a apenas 2 millas de distancia, el espectáculo fue excepcional |
Son las 15:00h y el sentido de la prudencia nos hace cambiar de planes y, en lugar de ir a fondear al Puerto del Fangar, que tiene un acceso poco profundo y estrecho, decidimos entrar en el
puerto de la Ampolla. Como es Sant Esteve y la hora de la comida, no recibimos respuesta a nuestras llamadas por el canal 9 de la VHF. Nos abarloamos en el muelle de espera y vamos al
restaurante del Club Nàutic.
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Menú especial Sant Esteve en el Nàutic Casa Montero |
Aunque son ya las 15:30h pasadas del día de San Esteban, vemos movimiento en el interior del restaurante. ¿Probamos suerte? Con algo de vergüenza, por las horas y el día en cuestión, decidimos intentarlo. ¿Qué grata sorpresa! Sobre todo por la buenísima atención que recibimos por parte de Carmen Montero, la propietaria, y su equipo. ¡Todo riquísimo! ¡Volveremos!
A pesar del potente anticiclón instalado sobre la Península Ibérica durante todo el mes de diciembre, y parte de enero, la situación de inversión térmica con nieblas en el interior de la costa provoca un viento de terral que no teníamos previsto. Por este motivo nos alegramos de la decisión tomada el día anterior.
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Bendita paciencia la de Emma, sin lugar a dudas, mi mejor y más disciplinada modelo. |
Salimos a trotar por la mañana y seguimos el GR por la costa en dirección a la Ametlla de Mar. ¡Que vistas y qué calas espectaculares! Para nosotros, como para tantos navegantes, es una zona poco frecuentada. Si vas a Sant Carles de la Rápita enfilas directamente hacia el Cabo Tortosa para ahorrarte unas cuantas millas y evitar los bajos fondos de la desembocadura del río Ebro. Una lástima ya que el lugar es extraordinario. Sin lugar a dudas, Sant Jordi d'Alfama, l'Ametlla de Mar y l'Ampolla son tres de los puertos y zonas del litoral catalán más bonitos.
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Port de l'Ampolla |
Como el viento no afloja, decidimos descartar el fondeo en el Puerto del Fangar - seguirá en nuestra lista de pendientes - y aprovechar el fuerte viento para remontar a vela hasta el
puerto de l'Ametlla de Mar Después de una fantástica y deportiva navegada llegamos al puerto de l'Ametlla y se repite la historia del día anterior. En lugar de ir al muelle de espera, aprovechando que conocemos el puerto, amarramos directamente en un lugar libre que, además, nos permite una fácil maniobra proa al viento. En esta época del año hay tan poco movimiento de barcos de recreo que todo es fácil y de buen rollo. Cuando aparece el marinero de guardia convenimos que iremos a formalizar los trámites a capitanía después de comer o al día siguiente antes de zarpar hacia Cambrils, nuestro próximo destino.
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A pesar de llevar un rizo en la mayor, y la Génova medio enrollada, cuando entra la racha el SHARKY escora mucho. |
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Bastó un solo bordo para llegar al puerto de la Ametlla de Mar |
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El SHARKY en el muelle de tránsito del puerto de la Ametlla de Mar |
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El sashimi de atún Balfegó que sirven en la Subhasta es extraordinario. |
Teníamos intención de ir a cenar un suculento sashimi de atún en el restaurante
El Molí dels Avis pero estaba cerrado. Callejeando por el bonito pueblo de la Ametlla de Mar hemos pasado por delante de un lugar de tapeo diferente,
la Subhasta, que tenía muy buena pinta y nos ha parecido una buena alternativa.
La Subhasta Espai Gastronòmic es un lugar desenfadado y moderno que ofrece tapas y platos muy variados de calidad. Combinan pescados y productos de proximidad con originales platos de fusión. Todo con precios más que razonables. Muy recomendable.
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Primeras luces del día en l'Ametlla de Mar |
A primera hora de la mañana volvemos a salir a trotar y hacer nuestra habitual sesión fotográfica. Como en la Ampolla, una costa preciosa con espectaculares calas y poco "machacada" a nivel urbanístico. De hecho, se parece mucho a la Costa Brava con espectaculares pinares llegando casi hasta el mismo mar. La única diferencia sería que esta costa es menos montañosa con lo que no hay los escarpados acantilados que se encuentran más al norte en la costa de Girona.
Remontamos costa arriba hasta Cambrils, sin usar el motor y disfrutando de un potente viento de terral que nos impulsa a 7 nudos de velocidad. Para mayor deleite, al tratarse de viento de terral y navegar cerca de la costa apenas se levanta una pequeña ola.
Entramos en Cambrils, aquí si nos responden desde Capitanía, y nos hacen amarrar abarloados en un nuevo muelle provisional que han instalado. La razón es que el
puerto de Cambrils ha iniciado unas obras de remodelación que duraran varios años y lo convertirán en una auténtica joya. Si el puerto de Cambrils ya era una referencia en cuanto a instalaciones y servicios, con esta remodelación lo van a llevar a un nivel superior a la media de puertos deportivos catalanes.
Después de dar un paseo por el centro de Cambrils, decidimos comer en el
restaurante Les Barques, un clásico muy próximo al puerto que nunca falla. Por la noche picaremos algo ligerito en el SHARKY para irnos a dormir temprano ya que nos separan 7h-8h de nuestro puerto base, y destino final,
Port Ginesta.
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Tremenda encalmada... pero con un tiempo maravilloso, sobre todo si consideramos que estamos a 29 de diciembre |
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Sitges |
Con las primeras luces del día regresamos a
Port Ginesta, nuestro puerto base, después de tres maravillosos días de navegación y gastronomía exquisitos. El primer tramo hasta el Cap de Salou, y un poco más allá de Tarragona, lo hacemos con una buena brisa que nos empuja por la aleta de babor. A partir de ahí, tenemos que avanzar a motor, disfrutando de una calma chicha y un tiempo poco usuales para estas fechas del año.
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A las 15:00h del día 29 de diciembre entramos por la bocana de Port Ginesta, nuestro puerto base |