Translate

martes, 25 de diciembre de 2018

SOLO SAILING

Viernes 21 de diciembre de 2018, primer día “oficial” del invierno. Parece que se han alineado los astros para que pueda poner un paréntesis en la temporada de esquí y haga mi primera travesía en solitario. No es que tenga en mente renunciar al “Sailing Together” con Emma que, dicho sea de paso, es el formato que más disfruto. Nada de eso. Pero tengo el gusanillo de probarlo, aunque sea sólo por una vez. Una especie de reclusión a bordo del SHARKY para meditar y para experimentar algo nuevo.

He estado comprobando los partes meteorológicos y parece que mi idea va tomando forma. Pronostican fuertes vientos del oeste - suroeste, y poca ola, tanto para el viernes 21 como para el sábado 22. Además, las temperaturas parece que se mantendrán relativamente suaves para la época de año en que estamos, sobre los 15º. Esto es lo que dice mi aplicación favorita, Weather4D, y lo que corroboro con PredictWind y Squid Mobile.



El jueves por la tarde, después de una “tournée” desde Andorra a Boí Taüll el martes, Panticosa el miércoles y Barbastro el jueves al mediodía, hago una compra de alimentos básicos y preparo el SHARKY para zarpar a las 02:30h de la madrugada del viernes. Es importante no dejarse llevar por la excitación del momento y hacer todas las comprobaciones pertinentes. A parte del aprovisionamiento de víveres, verifico el nivel de los depósitos de agua y gasoil, el motor fue revisado hace tan sólo unas semanas, instalo las líneas de vida en cubierta, electrónica, luces, …

Me despierto puntual a las 02:00h y, como tengo todo preparado de la noche anterior, a las 02:30h estoy saliendo por la bocana de Port Ginesta para enfilar rumbo a Sóller, el puerto más cercano en la costa mallorquina. 95 millas náuticas me separan del destino donde, si todo va según lo previsto, llegaré con las últimas luces del día y fondearé para descansar un rato y poner rumbo de vuelta a las 02:30h de la madrugada del sábado 22.
















La fórmula de salir de madrugada me permite dormir suficientes horas, entre 4 y 5, como para mantenerme despierto y suficientemente alerta durante la travesía. Encarar toda la noche sería una irresponsabilidad porque correría el riesgo de dormirme más allá de los 15-20 minutos que tenemos de margen los navegantes entre el avistamiento de las luces de un barco y que se aproxime a una distancia de posible colisión.


La travesía de ida es casi perfecta. No he avistado delfines y les he echado en falta. Pero la tremenda luna que me ha acompañado hasta la misma salida del sol ha hecho que las horas de navegación nocturnas fueran casi diurnas. Maravilloso.





A unas 20 millas de mi destino cometo un error garrafal y se me estropea el piloto automático. Un contratiempo sin mayor importancia si navegas acompañado, pero un gran marrón si lo haces en solitario. Confieso, he recuperado cobertura en el móvil y me he distraído con el correo electrónico y algunos whats de trabajo y… el viento ha subido hasta los 22 nudos (aparente) y se ha formado algo de mar. Con estas condiciones es mejor recuperar el gobierno del barco de forma manual para no forzar el piloto. 





Ingreso en la bahía de Sóller a la hora prevista, sobre las 17:15h, y decido fondear en lugar de amarrarme en el pequeño pantalán que queda operativo en el puerto. Me parece más fácil largar el ancla que hacer toda la maniobra de amarre sin asistencia. De hecho tengo toda la bahía para elegir el mejor lugar posible… ¡igualito que en verano!




Ahora toca decidir que voy a hacer. Navegar toda la travesía de regreso sin el piloto, que no he sido capaz de arreglar, se me antoja complicado y físicamente muy duro. Hago la llamada del “comodín del público” a Lluís Más de Motyvel, pues mi ángel de la guarda, Montse Graupera, no me ha respondido a la llamada de socorro por primera vez en más de tres años. ¡Que buena gente y que profesionales!!! Comentamos las distintas opciones, valorando incluso dejar el SHARKY en el puerto para reparar el piloto y regresar más adelante en avión para recuperarlo, buscar a alguien para que me acompañe y así poder repartir las horas al timón,… pero finalmente opto por completar la navegada según había previsto originalmente, solo.

En estas ocasiones, me gusta pensar en situaciones mucho más complicadas para, entre otras cosas, minimizar y poner en su justo lugar la situación con la que toca bregar. A fin de cuentas, mientras el barco flote, no debería ser tan complicado. ¿Que haría un marino solitario al que le suceda esto en mitad de la travesía del Atlántico? Buscarse la vida y continuar navegando hacia su destino ¿no? Pues eso. Decido que a las 02:30h partiré de regreso hacia Ginesta.

Preparo todo para la travesía teniendo en cuenta la nueva situación. Hago bocadillos, acopio de frutos secos, frutas y bebidas que llevaré en la bañera de popa para tenerlo a mano desde el puesto de gobierno del SHARKY. ¡Joder, sin piloto hasta mear es complicado!!! Ceno una sopa de pasta y me acuesto a las 20:30h para intentar descansar tanto como me sea posible.




A las 01:30h me despierto, me visto y desayuno y me preparo para partir. Aprovechando que el barco está aproado a la dirección del viento, izo la vela mayor antes de levar el ancla. Finalmente, salgo de la bahía de Sóller a las 02:30h con un rizo en la mayor, el que tenía puesto desde el día anterior, pensando en llevar una configuración de velas que me permita navegar a la rueda sin demasiado esfuerzo. Si consigo llevar el SHARKY muy equilibrado podré incluso soltar el timón por momentos, bloqueando el timón… ¡ya veremos!

La panorámica de la luna y la salida del sol son aún más espectaculares que el día anterior. Las fotos que tomo con el móvil no hacen, ni de lejos, honor al espectáculo que contemplo. Al ir solo se aprecian detalles y se reflexiona de manera distinta. Observando el horizonte y la luna veo la “redondez” de la tierra. Entiendo el movimiento de los astros y me reconecto con nuestro maravilloso planeta. A pesar de las tremendas desigualdades y miserias de nuestro mundo, o justamente por ellas, no puede ser que los que hemos nacido con una “flor en el culo”, no disfrutemos a conciencia la suerte que tenemos. Además de intentar ser buena gente, es importante ser agradecido y feliz.






Cae un astro del cielo justo en el momento que desaparece la luna por el horizonte y sale el sol por la popa del SHARKY. Una estrella fugaz impresionante que deja una estela tras de sí digna de la Navidad. Sin duda alguna, una señal del cielo. El espectáculo se completará con avistamientos de delfines, a 30 millas de las Baleares y de nuevo a 28 millas de la costa catalana. Y como guinda del pastel, una preciosa ballena a 30 millas de Ginesta. No consigo fotografiar ni a unos ni a otros así que, de nuevo, vais a tener que confiar en mi relato.

Al final, rodeado de tanta maravilla, y con un buen viento que me impulsa hacia mi destino, el regreso se hace mucho más llevadero de lo que temía la noche anterior. Eso si, agudizo el ingenio y termino por gobernar el SHARKY con la pierna derecha. Es tan cómodo y tan fácil que tengo previsto utilizar esta técnica en futuras travesías cuando el viento arrecie y no podamos usar el piloto automático. Con 14-17 nudos de viento y a una velocidad de crucero de 7 nudos se maneja sin problema y con muy poco esfuerzo físico. La posición sentado en en lado de sotavento es comodísima y la distancia a la rueda perfecta para la pierna.



Llegando a destino empieza de nuevo el espectáculo. La luna que se fue hace tan sólo unas horas por babor, aparece de nuevo por estribor. Para mayor goce, es una espectacular luna llena, gigante, anaranjada por la puesta del sol que está ocurriendo al mismo tiempo por babor. Indescriptible. Bestial. Quisiera compartir el momento con mis seres queridos, pero deberé guardarlo como un tesoro en mi pensamiento pues navego solo. 




Las últimas millas, si no fuera por el espectáculo divino, se hacen interminables. Desde el avistamiento del Garraf, el Prat y Barcelona a unas 20 millas de la costa, son aún cuatro largas horas de navegación en solitario. Pero lo curioso es que no me he sentido solo ni un segundo. Mi conclusión de esta fantástica experiencia es que es muy distinto hacer lo que he hecho, navegar en solitario, que navegar solo. Cuando hay amor, amistad, valores, uno siempre se siente acompañado. Así me siento yo. ¡Feliz!






domingo, 4 de noviembre de 2018

Sailing Together & Co.

31 de octubre de 2018. Desde el pasado primero de octubre no he escrito nada. Me apena porque eso quiere decir, principalmente, que no estamos en ruta. La actividad ahora se reduce a cortas salidas de tan solo unas horas, en muchas ocasiones de noche. El SHARKY navega todo el año, pero las "grandes" travesías solo las hacemos durante el verano. En cualquier caso, navegamos tanto como podemos. Este año 2018 serán más de 2.000 millas náuticas acumuladas... muy por encima de la media de los barcos de recreo del litoral español.

En cualquier caso, no me he puesto a escribir para alardear de las millas navegadas. En esta ocasión, quiero hablaros un poco del plan de navegación que tenemos cuando aumentamos la tripulación habitual del SHARKY. Cuando el "Sailing Together" se convierte en el "Sailing Together & Co." con la incorporación de los hijos de Emma y los míos "pequeños".

De hecho no voy a contaros mucha cosa. La verdadera intención es disfrutar haciendo una selección de fotografías de las travesías que hemos hecho con ellos. Una manera de rememorar los fantásticos momentos y las extraordinarias experiencias compartidas. 

Cruzar a las Baleares en un 35 pies con seis tripulantes a bordo es, cuando menos, un poco "apretado". Si 4 de ellos tienen edades comprendidas entre los 11 y los 15 años el asunto aún se complica más. Pero lo cierto es que Emma (11), Alejando (11), Pau (14) y Marina (15) se han adaptado perfectamente a la navegación y, sobre todo, al cumplimiento de las normas de conducta y convivencia a bordo.

Puerto de Pollensa en julio de 2017. De derecha a izquierda, Emma, Alejandro, Marina, Pau, Emma y Martí... ¡pedazo de tripulación!!!
Empezamos haciendo salidas costeras de pocos días y poco a poco, en la medida que se han ido adaptando, hemos introducido travesías más largas incluyendo, este año, dos cruces de ida y vuelta a Baleares. La primera de ellas aprovechando la semana de vacaciones de mayo - en Andorra disfrutan de muchas semanas de vacaciones durante el año - y la segunda en septiembre, la última semana de las vacaciones de verano.

No son plenamente conscientes de la suerte que tienen. Pero estamos convencidos de que algo bueno les va a quedar. Tal vez el amor por la naturaleza o quizás el espíritu aventurero. Quien sabe, pero algo bueno les va a quedar. Lo que ya es un hecho consumado es que son buenos tripulantes. Supongo que más por la paciencia de Emma que por mis normas "dictatoriales". Yo, obsesionado por su seguridad, y reconozco que también por el buen cuidado del SHARKY, me he esforzado en inculcarles la disciplina a bordo. Pero sin la paciencia de Emma, sin su capacidad para conectar de verdad con ellos y de rebajar tensiones cuando se lía un "pollo", no creo que hubiera funcionado. ¡Trabajo de equipo! :-)

18 de mayo de 2018 rumbo a Ibiza / Formentera


Si la mar lo permite, intentamos cocinar y disfrutar de comidas sanas. Si se complica la cosa, sobrevivimos a base de bocadillos.


21 de mayo en S'Espalmador - Formentera 


Arriba o bajo el agua, la integración con el mar es absoluta. ¡Son como pececillos!


Un pulpo los tuvo algunas horas entretenidos en la orilla de S'Espalmador.


Emma... ¡FELIZ!



La experiencia de compartir travesía con los delfines es brutal, especialmente para los más jóvenes de la tripulación.








Alejandro. ¡El mejor modelo de todos!


Emma ¡La sirenita del grupo!


Esta imagen es buceando en la Costa Brava en 2017. La he añadido porque forma parte de las muchas experiencias que les estamos ofreciendo a nuestros hijos y que, como he comentado, espero que les ayuden a crecer. Crecer en el amplio sentido de la palabra.


4 de septiembre de 2018 en Cala Gossalba, Formentor - Mallorca
¡Divertidas!
¡Incansables!


¡Osados!






En el SHARKY hay tiempo para todo... hasta para aburrirse.
Formentor en la proa del SHARKY. La Bahía de Pollença, sus alrededores, y sobre todo sus gentes,
Acceso al puerto de Ciudadela en Menorca... uno de los puertos más bonitos del Mediterráneo.
Racó de sa Pujada, en Es Caló de Sant Agustí - Formentera

La escalada y los saltos de altura forman parte del menú habitual.  Sa Calobra, cerquita de Sóller.